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sábado, 7 de agosto de 2010

Nueva York, Nueva York

En la primera gran caminata que dimos por Mahattan, Nallely comentó: me siento como en una película. Y en efecto, esas calles y edificios habían sido alguna vez vistas a través de la pantalla, ahora creábamos nuestra propia película:


Por la ventanilla se veía anocheciendo el horizonte de Manhattan. Al aterrizar en el aeropuerto internacional de Newark nos informamos que la forma mas económica de ir del aeropuerto a la ultima casa de la ultima calle del norte de Manhattan era usando el sistema normal urbano; la cara: trenes especiales, limousines o taxis. Transportarses por esos trenes y autobuses suburbanos ofrece un sentimiento de desconfianza entre la gente, mas para recién llegados que todavía podían con mas dificultad “leer” conductas verbales y mensajes corporales entre la gente.

Los Estados Unidos, país sobre el que todo mundo tiene una opinión, normalmente de extremos. En medio milenio la gente autóctona fue reducida en números y marginalizada en reservaciones tras la llegada de olas de inmigrantes europeos, sobre todo origen Anglo. El nuevo mundo se convertía en la tierra dela ilusión y de las oportunidades para el viejo mundo Europeo. Colonia Británica por siglos gana su independencia y así se establece un nuevo país, con ideas revolucionarias: por primera vez en la era moderna un país escogería a sus dirigentes por votación y no como hasta ese momento por derecho divino o de linaje. La tierra del libre y el hogar del valiente.


14 horas de vuelo desde Shanghai hacían palidecer a las “tan solo” 4 horas desde el aeropuerto hasta la casa de Gaby (amiga de la hermana de la mejor amiga de Nallely) su esposo Erik y su bebe Emilio. Al siguiente día nos cambiábamos hacía la casa de Adriana, otra amiga de la misma hermana de la mejor…..etc. su esposo Gabriel y su bebe en camino. Encuentro trascendental para TWELVE (hasta ese momento era yo quien pensábamos haría la edición, aún con poco conocimiento del programa y casi nula experiencia, pero con la determinación necesaria por aprender lo que necesario para hacer una edición básica de TWELVE y así terminar el proyecto), Gabriel resulto ser un editor profesional con experiencia en cine y videoclips, ver su trabajo no nos dejo duda de quien debería hacerlo. Además conocerles nos darían los contactos en el DF que al regreso a México, se convertirían en nuestra realidad para los siguientes pasos.

Consumada la independencia surgió la conquista del Oeste, detenida momentáneamente por su guerra civil, mientras que para la gente vernácula, la misma historia. Ya para el inicio del siglo pasado los Estados Unidos se habían convertido en una potencia internacional, derrotando años antes a España y arrebatándole sus últimas dos colonias: Cuba y Filipinas. Al salir entre los países triunfantes de la primera guerra mundial, el país se consolido como la nación que definiría la balanza mundial al unirse en la 2ª guerra mundial a los aliados donde volvieron a salir triunfantes. La segunda parte del siglo XX vio crecer a los Estados Unidos en una superpotencia mundial, desafiada solo por el socialismo soviético, hasta que con la caída el muro de Berlín se convierte en la nación dominante del planeta, lo cual es visto en extremos opuestos por distintas personas y naciones del planeta.



Central Park, 5a Avenida, Times Square, la estatua de la libertad y y y…….y tantos símbolos bien conocidos por gustadores del cine, como nosotros. Visitar esos lugares y tomar fotografías hicieron nuestros días en NY. Sin embargo definitivamente el encuentro con Gabriel y su talento parecía ser un parte aguas en el desarrollo del proyecto. Tan solo nos hacía falta encontrar nuestra niña numero 12!! Por fin, la ultima persona del proyecto. Los consejos obtenidos por gente local mas la vibra en la calle (donde de nuevo la gente seguido me preguntaba que para que tomaba las fotos, espantados de que algo malo o algo económico o algo inmoral pudiera ser hecho con eso), contrastaba con la seguridad con que los estadounidenses se muestran por el mundo: the land of the free.

Desde WALL-E hasta King Kong (ambas versiones 1933 y 2005), todo tipo de películas se han filmado sobre la gran manzana: epopeyas, historias de amor y comedias; todas entrando en la psique de la gente urbana del mundo. Y ese es solo un lugar de los muchos donde se hacen films en este país, país que aunque no sea el que más películas al año produzca, lo es en cuanto al impacto de la psique urbana globalizada del mundo. Películas de Hollywood, series o de Miami o San Francisco o Dallas o Seattle. Productos estadounidenses para todo tipo de pantallas: cine, tv, computadoras, son vistos y admirados en todos los continentes. Lo que aunado a una acción belicista constante intercontinental (siguieron Korea, Vietnam, Irak (1ª), Somalia, Afganistán, Irak (2ª) y numerosas otras a otros países menores), ha creado esa admiración y amor por un lado y odio y desprecio por el otro, de diferentes rincones del mundo.


En Pensilvania conocíamos a quien nos abrió las puertas a los contactos de Nueva York: la hermana de la mejor…etc. Y fue Leslie misma, quien preguntando en su trabajo, consiguió a través de una colega a Deidra la doceava y ultima participante de TWELVE. También a través de la vida de Leslie pudimos experimentar un juego de futbol femenil, una visita aun canal de ventas por televisión ya un rito de una congregación cristiana. Viviendo en Filadelfia, la vida de Diadra nos mostro la parte urbana estadounidense donde los barrios en general son habitados por descendientes de Africanos, hoy día pegados a barrios latinos. Estos dos grupos mas las oleadas de asiáticos y la primera oleada de europeos forman el “Melting Pot” donde conviven todas las razas, todas las nacionalidades y la acumulación de muchos de los talento s de distintos y variados lugares. Y los indígenas, los verdaderos americanos: como siempre.



Antes de entrar por tierra en la frontera norte de México, visitamos el área de Los Ángeles, donde convivimos unos días con Lucha y Víctor, emigrados mexicanos desde hace 20 años junto con sus tres hijos nacidos allá. Más visiones de los muchos mundos de esa inmensa nación.
El film llegaba a su fin, en las ultimas escenas salíamos en autobús a través del sur de California y entrabamos al siguiente film: “México, lindo y querido”.

Termino así nuestra vuelta por el mundo. Once meses “on the road” nos vieron pasar por 12 países, 6 de ellos relacionados con “TWELVE” el documental, los otros seis fueron países que nos quedaban de camino. Mucha gente que agradecer, muchos lugares por recordar, muchos momentos congelados. Mucha vida por detrás sin embargo lo mejor siempre esta por llegar.

viernes, 6 de agosto de 2010

la tierra de la larga nube blanca


En el verano de 1993 conocí en un vuelo de Singapur a Calcuta (hoy Kolkata) a Geoff Wilson, quien me invito a ir (en cuanto terminara mi viaje por la India) a Nueva Zelandia, la idea se planto fuerte y profunda en mi deseo, siempre apunto de partir sucedía que algo lo prevenía; así pasaron 17 años hasta que por fin gracias a TWELVE, puedo llegar ahora junto a Nallely a esas lejanas tierras.
Depende del mapa en que se vea (ejemplo, los neozelandeses tienen un mapa donde se muestra que nueva Zelandia esta en el centro o muy cerca del mismo), generalmente los mapas muestran a Nueva Zelandia lejos en la esquina de abajo a la derecha, y aunque así lo muestra esa impresión de dos coordenadas, la que se da en la tercera dimensión, pareciera corroborar mejor tal impresión de lejanía. Para dos mexicanos estar en China, después de viajar todo el tiempo en dirección Este, era como en verdad sentirse lejos de casa.
Entonces tomar un avión desde Beijín por 13.5 horas fue como, ahora si, saberse lejos, bien lejos de casa. Algo razonable es que los kiwis (neozelandéses) no lo ven de esa manera, para ellos los lejanos somos nosotros, los que venimos de tierras allende el océano.


Por mas que busque a Geoff no lo pude encontrar, pero encontré mucha otra gente que como él me demostraba lo hospitalario que esa nación puede ser. El plan era llegar a Christchurch en busca de un niño de 12 años para el proyecto, ahí conoceríamos a Chris y Kate quienes Monica y Lars de Stairway Foundation en Filipinas nos habían recomendado.
Al llegar a Auckland en las isla norte nos encontramos con Kevin, su personalidad y sus ideas (por cierto subió a youtube una entrevista que nos hizo), nos motivaron a establecernos fuertemente en la red y fue el quien inyecto nueva energía al proyecto. Sus consejos de conectarnos mas al mundo nos llevaron a conocer otras personas, como Helen Mays de Palmerston North, quien nos entrevisto para su programa de tv así como su esposo Richard para el diario local.


Unos mese antes en Cambodia, nos habíamos enterado que Branka Cikac (antigua alumna mía del otoño 2002 en IPC, Dinamarca), una linda e inteligente mujer de Croacia, se encontraba viviendo cerca de Wellington, haciendo su vida con Peter su compañero Belga. Cierto día Branka me lleva a un pueblo como a una hora de su casa, la idea era tomar fotos de gente Maori y ahí seguro encontraríamos varias. Cuando me entero que existía una universidad popular Maori, voy a visitarla para ofrecer mi presentación Gaia, mientras hablo con Oriwia Rureti una de las directoras, el proyecto TWELVE sale a la conversación y para mi sorpresa Oriwia me dice tener un hijo de 12 años: Atawhai, quien se convirtió de inmediato en el onceavo niño. Lo que deseábamos: un niño Maori que representara a Nueva Zelandia o como ellos le llaman Aotearoa. Sorpresas, gusto y aceptación nos da a todos y decidimos hacer la grabación al regreso de la isla sur donde se encuentra Christchurch (primera vez que Nallely viajaría en autostop). El viaje nos corroboro la impresión inicial de estar frente a gente pacifica y amigable.



Al regresar de unos días en Christhchurch (donde estuvimos con Chris de Nueva Zelanda, Kate de Estados unidos y Maia, una pequeña hada que adornaba nuestros días con la frescura y lo agradable que es estar con una niña bien educada), empezamos a organizarlo todo para la entrevista y una visita a la escuela primaria Maori de la pequeña ciudad de Otaki. La fuerza de la cultura Maori es impresionante. Hombres y mujeres de cuerpos grandes y piel morena con porte se distinguen fácilmente y se reconoce también que son ellos quienes han dado una colorida identidad cultural a este país. Nos cuentan que hace un par de décadas, la cultura Maori estaba a punto de desaparecer, ahora años después se han organizado entre ellos para recuperar su idioma y proteger su identidad. En el rescate cultural, han descubierto costumbres y deportes. Han retomado con fuerza tradiciones como el Hapa Haka y el Hongi, saludo en el que dos personas ponen frente con frente y nariz con nariz.


Nueva Zelandia, nación moderna de principalmente inmigrantes europeos y últimamente asiáticos que junto con la gente polinesia que habitaba antiguamente las islas crean ahora el tapete multicultural globalizado que ejemplifica esa nación. Pensar en NZ es pensar en un radio 10 a 1 entre borregos y humanos, pensar en el equipo nacional de Rugby ALL BLACKS y su kapa haka performance antes de que inicien sus partidos, es pensar en la trilogía el señor de los anillos, o en Edmund Hillary y su ascensión al punto mas alto del mundo, pensar en hermosos panoramas naturales y en diversos mares rodeando las islas, es pensar en uno de los estándares de vida más balanceados y es quizá por eso que mucha gente ha emigrado a ese lugar. Oceanía guarda un país organizado, desarrollado y bastante cercano a la naturaleza. Pocos habitantes y un clima diverso. Pensar en Neo Zelandés es pensar en amistad, en sencillez y en un una persona que a pesar de estar en la “esquina del mundo” se sabe innovadora y universal.


El encuentro con nuestros anfitriones estuvo lleno de conversaciones interesantes e intereses en común, aparte de habernos ayudado mucho dándonos hospedaje, hicieron nuestra estancia rica y hogareña. Y es que en este viaje, los colores los da la gente, como ya he mencionado antes y aquellos que nos reciben en sus casas, son lo más cercano que tenemos para comprender la cotidianidad de una cultura. Gran porcentaje de lo que aprendemos en el viaje es gracias a esa gente que nos abre las puertas de su casa y muchas veces de su corazón. Ojalá algún día podamos dar de regreso lo que se nos ha dado en este viaje… calorcito de hogar, lo más cercano que pudimos sentirnos a casa.

domingo, 3 de enero de 2010

Escandinavia, un cálido viaje por frías regiones.


El 16 de octubre de 2009 tomamos un ferry de Helsingor a Helsingborg. Durante los veinte minutos que dura el trayecto nos despedíamos de Dinamarca y de IPC. Ambos estábamos invadidos por sentimientos encontrados: por un lado, cada uno iba despidiéndose con tristeza de los afectos que se fueron construyendo en ese país, principalmente en IPC; y por el otro, el corazón emocionado, pues finalmente estábamos empezado juntos un viaje por el mundo. Eso implicaba estar a punto de recibir muchos estímulos tanto para nuestra relación, como en lo personal, pero sobre todo, sentíamos ya la satisfacción de encender los motores para terminar la segunda parte de “Doce” .
Nuestro viaje por Escandinavia estaba estructurado bajo la idea de gastar la menor cantidad de dinero posible (ya que el norte de Europa es muy caro) así que teníamos toda la disposición y habíamos hecho ya algunos contactos para que Juan presentara Gaia (una platica desarrollada a través de varios audiovisuales de diferentes lugares del mundo que, en su sentido más profundo, invitan a la reflexión de un planeta en crisis). El primer lugar donde se haría la presentación sería en Tomelilla, Suecia, en Österlens Folkhöskola, en donde un grupo de estudiantes se preparaba para un viaje a África. Ahí fuimos recibidos y tratados con una cálida hospitalidad por parte de Göran Göransson, un agradable profesor quien es responsable del área Estudios Africanos en dicha escuela. La presentación fue dada a sus alumnos y después tuvimos la oportunidad de conocer un poco más a Göran, quien a través de la plática nos fue convidando un poco de su trabajo profesional y de su pasión por la gente y las condiciones que habitan el continente africano. Sin duda alguna ambos nos despedíamos de él al día siguiente -después de haber desayunado juntos- con un buen sabor de boca y un profundo agradecimiento por todas sus atenciones.
El siguiente movimiento lo hacíamos en avión desde Malmö hacia Estocolmo. Y tengo que decir que cuando aterrizamos en el aeropuerto y en la medida en la que el centro de la ciudad capital de Suecia empezaba a aparecer, yo quedaba desbordada por la belleza que en todas direcciones descubría. Quizá fue por mis pocas expectativas y que aunado al momento del día, en el cual todo lucía con un toque mágico por la niebla, el frío, la brisa de una lluvia ligera pero constante y los grises con verdes de los edificios enmarcando el panorama. Caminamos por las calles empedradas cercanas al muelle donde partiría nuestro ferry hacia Turku, Finlandia. Estuvimos poco tiempo ahí, pero al saberlo yo disfrutaba más el recorrido que para mi suerte, lo hacíamos en el distrito del arte. Indudablemente, Estocolmo me sorprendió y dejó en mí el deseo de conocerle en un futuro más profundamente, quizá… ojalá.
Ya a bordo en el barco -un monstruo impresionante de más de 8 pisos, con tiendas, casinos y bares a disposición de la tripulación- ambos comenzábamos a crear expectativas para Finlandia. Pero, ¿Por qué Finlandia? ¿Por qué nuestra insistencia en conocer uno de los países más fríos y caros, si éste no estaba dentro del proyecto? Probablemente la respuesta es nostalgia. En la vida de Juan, Finlandia es un capítulo muy importante, pues fue precisamente ahí que él se formó -o quizá se descubrió- a sí mismo como profesor de una Folk High School en Viittakiven Opisto y en donde obviamente había dejado muchos amigos y personajes importantes en una historia que yo quería descubrir y que él estaba dispuesto a compartir conmigo.
El recuento comenzó en Turku, antigua capital del país. Entonces, tres cosas sabíamos: una, que nos quedaríamos en casa de una ex alumna y amiga de Juan, Emmi, quien se encontraba haciendo un viaje en bicicleta por el norte del país con su novio; dos, que Juan haría una presentación en Paasikiven Opisto, una escuela de diseño y fotografía; y tres, que visitaríamos Estelle un barco de vela y un proyecto de comercio justo que lleva más de veinticinco años construyéndose -y reconstruyéndose- y qué, precisamente ahora tiene los ojos y el corazón puestos en zarpar hacia México. Lo primero fue fácil, llegar a casa de Emmi y en la cual en cuestión de horas, ya nos sentíamos cómodos. Lo segundo: la presentación en la escuela fue bastante buena pues los alumnos atendieron con mucho interés. La tercera, sin embargo, fue bastante difícil pues fuimos al barco y no encontramos a nadie, al otro día fuimos a las oficinas y unos voluntarios nos dijeron que el director del proyecto no se encontraba. Lamentablemente fue imposible conocer más profundamente ideas e intenciones del proyecto de viaje a nuestro país. Fue así que sin éxito en esto último, decidimos irnos hacia Helsinki.
Ya estando en la capital buscamos un departamento que un amigo de Juan nos ofreció y él cual, con el tiempo se convirtió en una cálida base que nos permitía aparte de dormir y protegernos del cada vez más fuerte frío; cocinar, tener privacidad y tener una caminata larga y agradable –y muy romántica, por cierto- para movernos en la ciudad.
Unos días después de instalados en la capital, nos fuimos a Punkaharju, para dar otra presentación en otra escuela y ver a Heikki (quien amablemente nos prestó el departamento de Helsinki). Tengo que decir que había sido advertida de la belleza natural de este país y sobre todo de esa región, pero ya estando ahí a ambos nos impresionaba conocer y reconocer los horizontes de los árboles más famosos de Finlandia abetos, pinos y los esplendorosos ocres otoñales de abedules reflejándose en los lagos que abundan en el territorio. Con ese escenario llegamos a la escuela donde todo se preparaba para la presentación que sería al otro día, mientras tanto, conocimos a la encantadora Maija, directora/madre de la escuela. y ya entrada la noche tomamos un famoso sauna en medio del bosque y, para mi sorpresa, completamos la tradición/experiencia finlandesa de salir corriendo del vapor hacia un rápido zambullido en el agua fría del lago. En Ita-karjalan Kansanopisto, una vez más, habíamos sido recibidos con muchas atenciones, pero la mejor parte fue al día siguiente, cuando después de terminada la presentación, los alumnos hicieron una retroalimentación muy especial, pero sobre todo cuando un joven refugiado afgano se para y conmovido agradece a Juan frente a todos, el contenido de su presentación. La emoción de sus palabras adquiría otra dimensión y daba fuerza y sentido al trabajo que Juan venía haciendo con los años y a quien descubrí profundamente conmovido por las palabras del chico.
Además de las presentaciones, parte elemental de este viaje era encontrarnos con viejos amigos y personalidades en la vida de Juan en Finlandia. Así pues, visitamos en Helsinki a Tuula y su esposo, Jorma y Piki y más tarde fuimos a Hameelinna para ver a Erkki, Tanja y su encantadora familia; Leena , antigua directora de Viittakivi y al famoso y peculiar Albert y su esposa Rakel. En cada una de las casas que nos recibió y cada una de las historias que fueron compartidas, fui armando una imagen cercana de la vida de Juan durante los años que vivió en Finlandia.
Con todo esto tuve la oportunidad de descubrir que, contrario a la primera imagen fría de los finlandeses, una vez que abren las puertas de su casa y de su corazón, son personas cálidas y leales. Asimismo, fui sorprendida por la estructura que tiene la educación en este país, el cual invierte en el conocimiento y desarrollo de herramientas para sus habitantes. Quedé encantada por sus bosques y escenarios naturales. Así también, esta cultura dejó fuerte impronta en la visión que ahora tengo por el arte y el diseño contemporáneo.
Todo lo vamos viviendo codo a codo, dos enamorados recorriendo el mundo con un proyecto: “Doce” y un sueño compartido: conocer nuestras historias personales mientras armamos una en común.
Dejábamos Escandinavia, una de las regiones más organizadas del mundo y en contraste, frente a nosotros palpitaba la cercanía de otro país y otra cultura en donde sería grabado el séptimo niño. Un país que Juan había ya visitado por varias ocasiones y que para mi había sido siempre un sueño. ¿Qué impresiones causaría para nosotros La India, uno de los países más diversos y contrastantes del planeta, pero sobre todo después de este viaje por Escandinavia? Eso, estábamos por descubrir.




My first bicycle trip


I take a borrowed bike, check out the route on the map, manage to get some food from the kitchen and say goodbye to Juan Carlos with the excitement of starting my first ever bicycle trip. The goal: Lund, a Swedish town where my friends Mariana and Roberto await me. The starting point: Helsingor, a town in north Sealand, Denmark where Juan Carlos was working. The motivation: to make a trip being myself my own engine, a personal adventure and the chance to change my relationship with my own body.

In practical terms, I had already being doing some workouts in the mornings, and running in the local park but no way to see myself on my bike alone, confronting a road of 120 kilometers span. On the other hand, Scandinavian infrastructure as far as cycling is concerned, was on my favor, as there are good and safe routes crossing the Swedish countryside which allows pedaling while one sees people walking their dogs, looking after their gardens, working the fields, hear the birds singing, the sea, the wind running through the trees. I definitely reflected that travel that way offers –as compare with cars that keep us encapsulated- a constant and often fascinating stimuli to the senses. It is worth going slower and in contact with the space that is currently crossed, while in the head, a review of memories and ideas are being connected with what I'm experiencing.

That's how my first pushing pedal through the Swedish countryside was. At first I have everything: the stimulus, excitement, strength, good weather, enough time and the wind pushing me from behind, but as I advance all that gets diminished: roads between towns become longer, kilometers heavier, time is running out, roads sometimes become more confused to follow. Sometimes I get lost and had to go through more mileage searching for my way. The legs get tired and I assume that by walking they would be little comforted, and then, to move on. Finally, when I arrive to the city I find my friends and I share a wonderful afternoon with them around an impressive town, where life revolves around the academy. The feeling of being there with them makes me forget the physical effort and keep walking, using the legs-my leading tool-without thinking about the return.

Next day, after a failed attempt to see the spectacle of the cathedral´s clock and having said bye to my friends, I head back to Helsingor. Once again calculated the same amount of time and follow the route already traveled; it would be easier for me, I thought. However, the road was certainly more difficult from the beginning, because not only had the wind against, making me put more effort, but it was colder and my body was much more tired by the energy expended the day before. Perhaps it was the lack of practice on these physical efforts, or maybe it was a bit of pride from the success of the first phase of the journey. What is certain is that the body, my engine, had reacted and a little after halfway, sugar came down and had to stop for a while, I took some chocolates that I had taken along, in case that that would happen. I got on the bike again, with little strength to keep going, I did so for a while until I was in the middle of the road and with little strength the idea of wanting to withdraw crossed my mind. It was very cold and the clothing and protection I brought begun to be inadequate. Now in the middle of the road had a mental breakdown. I was tired, annoyed, would no longer wish to continue and I burst into tears of despair. I had to take a break, and according to reality, act; because I had to do the same effort to go back to the last crossed village and catch the train or to keep going towards Helsingbor and take the ferry. I was there and had to pedal, it was all I had left over to do, still 10 kilometers to go and would have finished. It was not easy to calm down but that was when I realized that through the mind one can stretch the boundaries of the body. I needed something, anything that would give me the strength to complete the journey, and out of despair strength came out.

The rest of the distance I did it in a little over an hour. I rested a bit during the twenty minutes on the ferry. I got home, celebrated with Juan Carlos the achievement, I showered, ate dinner with a glass of wine and before going to bed I felt the satisfaction of having achieved a personal adventure/challenge. While I know that a trip like this is not at all a spectacular challenge -especially for those accustomed to physical exertion- is also true that through this trip, I was discovering and extending the boundaries of my own body through the power of the mind. I have had in the past some attempts to change this mental conditioning. I´ve always had a fascination of exploring the labyrinths of the human mind-far more than the physical ones- and is perhaps also why I was so much fascinated by this challenge which gave me the clear lesson of allowing me to see that in these times of extreme tendency to speed, convenience and minimal effort, we are becoming fewer people who use the bicycle and the body as an engine, and who do not push our limits towards a healthier lifestyle for mind, body and environment.

viernes, 27 de noviembre de 2009

Instants (slide show of IPC Autumn term 2009)

The International People´s College, IPC.

Cuando conocí a Juan, sabía que trabajaba en una escuela internacional para adultos en Dinamarca, la cual definía como un “laboratorio humano” muy interesante. Después, ya estando en IPC tuve la oportunidad de participar en el COme 2gether, un curso internacional sobre calentamiento global en el cual Sasha, un integrante del mismo curso, definió esta escuela como “una burbuja; una isla dentro de una isla”. Con el paso del tiempo, ambas etiquetas comenzaron a adquirir mucho sentido y fuerza. Pero, en el afán de hacer una definición propia, tendría que decir que IPC es una experiencia de vida profunda e intensa en la formación de un yo individual y colectivo dentro de un contexto global.

Por su fundamento multicultural, cualquier persona que tenga la oportunidad de estar en IPC, tiene un encuentro sensorial y personal con un otro, alguien “lejano” ya que sus usos y costumbres se ven reflejados en diferentes colores, sabores, olores, texturas y sonidos. Otro lenguaje, otra realidad, otra forma de comer, de hablar, de ser, de estar en el mundo. Aquel que está a mi lado a la hora de la comida, aquel que vive en el cuarto de al lado, el que cocina, el que arregla la escuela, quien la limpia, quien enseña y administra; todos son/somos un otro colorido, diferente, único. Asimismo, cada quien a su forma, tiene la obligación/honor intrínseco de ser embajadores culturales de sus respectivos países, de comenzar un diálogo y de poner en la mesa lo bueno y lo malo de nuestro origen cultural, que es precisamente, lo que nos hace diferentes, en otras palabras, lo que nos separa. Al mismo tiempo, es posible que al hacerlo público y ofrecerlo para el crecimiento del grupo, tenemos la oportunidad de tomar lo que otros tienen por ofrecer, lo que fortalece el sentido de comunidad.
Del mismo modo, hay otro tipo de encuentro mucho mas íntimo y cercano –y a veces más rico y auténtico- cuando sin importar el origen de cual vengamos, descubrimos que aquel que tiene diferente color en la piel, estatura, estructura física y algunos hábitos; aquel que es hombre o mujer y que sin importar la edad, el grado académico, social y económico, tiene características similares a las propias y es ahí donde se descubre lo que nos une. Comprendemos así, que esa persona en frente de mi despierta profundos lazos de empatía cuando sufre, sueña, ama, ríe o llora, cuando tiene hambre, cansancio, desesperación o esperanza. Cuando cada quien deja de tener etiquetas/fronteras culturales y empiezan a crearse puentes universales, donde todos sentimos y vivimos un mundo en común, donde todos somos vida.
Así pues, diversidad y universalidad son los hilos conductores dialogando constantemente en un mismo espacio compartido por tiempo completo, aunado a una cantidad de actividades académicas y lúdicas que constantemente estimulan y confrontan. Al mismo tiempo, se adquieren o reafirman valores y herramientas de comprensión y entendimiento para las relaciones humanas en sus diferentes niveles.
Difícilmente puedo imaginar a una persona sin importar de donde sea o si sea maestro, alumno, staff –o incluso la esposa de un maestro-, quien no sea tocado (a) profundamente por el lado humano de la experiencia en IPC y por la oportunidad de poner rostros e historias personales en los trazos que delimitan un territorio en el mapa. En efecto, IPC es “una isla dentro de una isla” un lugar del que es difícil desprenderse y del cual siempre se tendrán recuerdos y brotaran honestas sonrisas.